martes, 23 de octubre de 2018

LEYENDAS SALVADOREÑAS

La Siguanaba


Esta es la leyenda más conocida en El Salvador. En el tiempo en el que las deidades podían ser vistas en la tierra, el dios Tláloc se enamoró perdidamente de una joven y bellísima muchacha al que los aldeanos conocían con el nombre de Sihuehuet (este nombre puede ser traducido al castellano como Hermosa Mujer).

Fruto de ese amor, la mujer dio a luz a un hijo. Sin embargo, la gente la consideraba como una muy mala madre, debido a que dejaba al pequeño solo en casa para salir a pasear.

Por esa razón, el niño sólo se alimentaba de ceniza. Tláloc no tardó mucho en enterarse de lo que hacía la mujer y su enfado fue tanto que le lanzó una terrible maldición.

– A partir de ese momento, ya no serás conocida con tu nombre anterior, sino que todos te llamarán Siguanaba (o sea horrible mujer). Pronunció el dios de la lluvia.

Vista desde la distancia, la dama parecía muy hermosa. No obstante, en el momento en el que algún hombre se le acercaba, su aspecto cambiaba drásticamente convirtiéndose en un horripilante monstruo.

También la deidad la obligó a transitar por las veredas y caminos rurales vacíos, en busca de hombres trasnochadores, para espantarlos y obligarlos a regresar pronto a su casa.

Existe una manera de librarse de la Siguanaba, aunque es sumamente difícil llevar a cabo el plan sin que nada falle. Lo que debe hacer la víctima que se encuentre cara a cara con ella es aproximarse lo más posible y luego tirarse al piso cerrando los ojos y estirando uno de sus brazos, hasta poder alcanzar uno de los pies de la criatura.


Después de esto, la persona debe jalarlo lo más fuerte posible, para lograr que ella se caiga. Mientras el espíritu maligno permanece en el suelo, el sujeto debe “poner pies en polvorosa”.



El cipitío


Según se encuentra asentada en la tradición salvadoreña, la leyenda del Cipitío es la “continuación” del mito anterior, ya que en esta narración sabremos cuál fue la historia del hijo de la Siguanaba.

Al igual que a su madre, el Cipitío también se convirtió en una criatura maldita, ya que Tláloc le lanzó un hechizo para que nunca pudiera convertirse en hombre. Es decir, sin importar el correr de los siglos, siempre seguiría siendo niño.

los adultos mayores del Salvador me contaron una vez que en las casas de la gente que tenía chimenea, se decía que de vez en cuando el espíritu de aquel chiquillo se aparecía.

Y es que al Cipitío, no sólo le encanta comer la ceniza producida por los maderos quemados, sino que también disfruta revolcándose en ella.

La descripción clásica que se tiene de él es la siguiente:

Un pequeño de baja estatura, con un vientre prominente y que además tiene las extremidades inferiores al revés. Esto hace que la gente que por alguna razón intenta seguirle el rastro, quedan perdidos en el bosque, ya que se dirigen al camino contrario.

A diferencia de su progenitora, este personaje no le hace daño a nadie, aunque de vez en cuando puede llevar a cabo una inofensiva travesura. Por último, sólo nos resta decir que, aunque a esta historia se le han añadido y quitado algunas cosas (dependiendo sobre todo de la época) sigue conservando su misma esencia.



El cadejo


El Cadejo corresponde a una de esas historias que no solamente se conocen en un lugar determinado de Centroamérica (en este caso en el Salvador), sino que existen versiones del mismo relato en otras latitudes como por ejemplo en México.

Es una leyenda de origen indígena en la que se asegura que los canes son los animales idóneos para ayudar al recién fallecido, a arribar a la tierra de los muertos.

A pesar de eso, con la llegada de las tropas españolas a Mesoamérica, dicho mito comenzó a transformarse, pues en versiones posteriores se dice que esta leyenda se usa para ilustrar de una manera clara, el contraste que existe entre “el bien” y “el mal”.

Los Cadejos son perros fantasmas más grandes de lo habitual. Generalmente se les puede ver en parejas. Un can es de color blanco, en tanto que el otro posee un pelaje completamente negro.

El galgo de color blanco tiene los ojos azulados y simboliza la luz del paraíso. Es decir, si el alma de un difunto es conducida por éste, encontrará en descanso eterno en muy poco tiempo, pues no tendrá obstáculos para llegar a su morada final.

Sin embargo, si durante ese trayecto se llegara a aparecer el cadejo negro, habría que tomar ciertas precauciones, puesto que a este can se le asocia con el averno.

Su misión principal es la de llevar a almas inocentes al infierno, para complacer a Satanás. La forma en la que los salvadoreños antiguos alejaban a este espíritu del mal, era quemando incienso. (En ciertas regiones de ese país, a esta sustancia obtenida de las plantas se le conoce como Sahumerio).

El consejo que te puedo dar es que, si vas de paseo por el campo, procura regresar a tu domicilio antes de que se oculte el sol, pues a veces los cadejos andan sueltos.




La carreta bruja


Se dice que, desde antes del siglo pasado, en algunos poblados del Salvador, cuando el reloj marca las 12:00 de la noche, se puede oír con toda claridad el rechinar de las ruedas de una carreta, que pasa a toda velocidad por las veredas desoladas.

El relato que hoy les voy a compartir, me lo contó un amigo muy querido. Según él, un hombre había ido a visitar a unos parientes. De tan a gusto que estaba en la reunión, aquel sujeto perdió la noción del tiempo, abandonando el domicilio casi a las doce de la madrugada.

Sin embargo, no le dio miedo avanzar por aquel camino oscuro, puesto que desde chico había estado acostumbrado a caminar únicamente alumbrado por la luz lunar.

Avanzó tranquilamente con dirección a su hogar hasta que de momento escuchó los chirridos de las ruedas de un carruaje.

– ¿Quién podrá ser a estas horas de la noche? Le preguntó el hombre a su perro.

Continuó su camino, aún y cuando el sonido de la carreta se hacía más y más fuerte. En el instante exacto en el que pasó por afuera del camposanto municipal, sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo y enseguida se persignó.

Ya casi llegaba a su morada, cuando literalmente se le pusieron los cabellos de punta, pues alcanzó a escuchar como los animales de la granja estaban aterrorizados.

De repente y como una ráfaga, vio pasar a la Carreta Bruja frente a sus ojos. El cochero tenía la cabeza de zacate y del interior del carruaje sólo se podía observar un extraño resplandor de color rojizo.

Lo más confuso de esta leyenda es que el hombre no supo cómo ingresó a su casa y más aún, cuál fue el motivo por el que estuvo metido en la cama por más de tres días, con fiebres que superaban los 40°.



La descarnada


En el camino que va desde Santa Ana hasta Chalchuapa la gente afirma que se aparece una mujer de aspecto atemorizante.

Sin embargo, hay quienes se atreven a aseverar todo lo contrario. Es decir que la misteriosa dama posee una belleza nunca vista. Suele pasearse a orillas de los caminos poco transitados.

Viste ropa moderna y provocativa, con el objetivo principal de que los conductores que viajan solos, se detengan a ayudarla. En cuanto una víctima detiene el automóvil, ella se acerca con un caminar pausado y le dice que baje el vidrio de la ventanilla del copiloto.

Acto seguido, la “descarnada” le pide al hombre que la lleve al pueblo más cercano, puesto que es de noche y le da miedo caminar sola por ahí.

Una vez que la mujer aborda el carro, comienza a mirar al sujeto fijamente a los ojos, con el objetivo de que este pierda el control y se estrelle contra una de las bardas de contención.

No obstante, cuando esta táctica no funciona, la mujer les dice que orille en su vehículo y se pongan a contemplar la luna y las estrellas por unos minutos. Ese instante es aprovechado por la aparición para besar apasionadamente a sus víctimas.

De pronto, los hombres comienzan a percibir un aroma nauseabundo y se dan cuenta de que la piel y la carne de la dama comienza a caerse a pedazos, hasta el punto de que la mujer queda convertida literalmente en un esqueleto.

Según lo que se ha podido averiguar, los pobres conductores que han sufrido el ataque de la descarnada, jamás logran recuperar de nueva cuenta la razón, ya que su mente queda seriamente dañada para siempre.

Se desconoce si esta mujer fue alguna bruja o simplemente una pobre mujer que fue asesinada en una carretera y que ahora quiere cobrar venganza. De esta manera termina una de las leyendas salvadoreñas de terror más espeluznantes.


La mayoría de las personas conocemos algunas de estas leyendas, debido a que nuestros antepasados nos las han ido transmitiendo.

Espero este tema haya sido de tú interés😊

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