Respecto a escuchar y a hablar, lo primero que hay que destacar es la variedad de situaciones en las que se ejercitan estas funciones y por tanto depende mucho de las circunstancias el hecho de adoptar una u otra actitud, de prestar más o menos atención, de utilizar una u otra estrategia o de ejercitar una u otra habilidad.
Algunas condiciones que condicionan la escucha son:
- Escuchar y hablar a la vez en presencia de los interlocutores: conversación, diálogo.
- Escuchar y hablar a la vez sin la presencia física de los interlocutores: teléfono.
- Escuchar sin ver a los que hablan o actúan: radio, Cd.
El texto oral
La comunicación oral no solo no solo es la más común, sino también la forma básica de expresión. Ha sido usada por los seres humanos desde tiempos inmemoriales; por ello ha sido considerada como un código primario, que ayudó a la trasmisión de costumbres y tradiciones de generación a generación. Las características más sobresalientes de la oralidad son:
- El canal a través del cual llega el mensaje al receptor es el auditivo.
- Desaparece en el mismo instante de su producción (salvo en las grabaciones) y no existe la posibilidad de volver hacia atrás y repetir exactamente el mensaje, pues la situación comunicativa cambia.
- La comunicación es bilateral (emisor y receptor comparten la misma dimensión temporal y generalmente también espacial), directa e inmediata.
Oír y escuchar
Cuando una persona enfrenta un texto oral como receptor, debe activar un conjunto de estrategias que le ayudan a discriminar la información principal de la inservible; encontrar la cohesión entre las ideas propuestas y valorar la intención del emisor. Para lograr todo esto, el receptor debe escuchar atentamente el texto y cumplir las siguientes normas básicas:
Escuchar implica:
- Tener objetivos.
- Aprovechar el entorno y su información.
- Retroalimentar a quien nos informa.
- Estar atentos a otros tipos de signos en el texto.
Para:
- Obtener el mejor significado posible del texto.
La actitud del oyente
Un buen oyente promueve una relación armónica con su interlocutor a través de actitudes como las siguientes:
- Manifestar comprensión del discurso.
- Animar al emisor a seguir hablando.
- Anticipar el discurso.
- Acompañar al discurso con un buen comportamiento verbal.
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